El relato se retrae al día de su nacimiento. Su madre lo concibió en un mercado en conejero, debajo del mostrador de un pescadero. Teniendo en cuenta que sus primeros alumbramientos fueron infructuosos, asume que el nuevo bebé nacerá muerto también, y arroja su pequeño y tieso cuerpo junto con los restos de pescado que se encontraban a sus pies.